I
Soy caminante de sombras y de mundos
Hombre de eternidad y de espejismos
No hay espigas de trigo a mi paso
No hay huellas que marcar en el abismo.
II
No hay amanecer en mi alborada
Ni hay riachuelo donde refrescarme
Ni un árbol frondoso que me cubra
En el sendero que mi nave parte.
III
Hay tanta soledad en mi destino
Más que valor, fuerza divina,
Necesito para sosegarme
En la tiniebla que el espacio mina.
IV
Ni una cruz de madera carcomida
Habrá clavada sobre mis despojos
Ni el buen polvo de la madre tierra
Podrá caer sobre mis ojos.
V
No quiero vagar en el vacío
Y estática mi carne eternizada
Recibirá la luz de las estrellas
En las frías tinieblas desoladas.
VI
Ampárame señor no me abandones
No permitas que me pierda en el abismo
En mi mundo está mi esposa y mis hijos
Rompe con tu poder este espejismo.
VII
Dadme el placer de renacer de nuevo
Y adorarte como el más humilde
Ser el más pequeño cordero del rebaño
Y de tu fuerza espiritual asirme.
VIII
¡OH, señor, siento tu aliento,
Siento tu luz, siento tu fuerza
Y soy parte de ti, lo se!
Siento ese magnetismo que tú irradias,
Envuélveme por favor, envuélveme
Y baña mi corazón con tu armonía
Y permitidme por favor, ver otra vez,
Como retoñan los capullos en el huerto.
IX
Y sentir la mano caliente de mi esposa
Y la risa juguetona de mis hijos
Y acariciar suavemente sus cabellos
¡Oh por favor, envuélveme
Y baña mi corazón con tu armonía
Y permíteme ver otra vez,
Como retoñan los capullos en el huerto.
JUANBAUTISTA LOPEZ GARCIA