CORRESPONSAL DE GUERRA
Ficciòn del desierto
Ariasu escribe desde el desierto:
“Después de una brutal batalla que libraron los Iraquíes y Estadounidenses, me quede sola, mis colegas y compañeros de trabajo sucumbieron al horror de la guerra y por poco me agarra la muerte, me salvé de milagro, estuve cubriendo este desenlace y ha sido el mas dramático de mi existencia; con mis queridos amigos perdí también todos mis útiles de trabajo, mi cámara, computadora, equipo de telemetría, brújula, larga vista y hasta el morral con mis prendas de vestir para cambiarme.
Cubriendo estos partes de guerra no pude salirme, el drama también me tocó a mí, ahora camino sin rumbo por estas desoladas arenas del desierto; mi reloj de pulsera marca las 2 y 35 minutos de la madrugada y todo está en silencio, solo se oye el ulular del viento arrastrando la niebla seca en la oscuridad de la noche.
Los remolinos que oigo venir desde lejos impregnan el ambiente con una extraña magia que subyugan mí sentido y erizan mi piel, los minúsculos granos de arena que revolotean por los aires a mi alrededor, exhibiendo sus laterales a la luz de la luna y los veo perderse en las sombras.
La noche en el desierto está llena de tristeza y melancolía, solo un ser dado a la meditación y con un espíritu profundo, puede soportar esta desolación.
La vida en este entorno se hace incomprensible y más aún cuando es oprimida por esas ráfagas de frío nocturno, que penetra la profundidad de los seres que lo habitan.
Es entonces cuando solo las estrellas que fulguran en la inmensidad de las tinieblas, me dan aliento al poder contemplar tanta belleza y detallar el brillo de las constelaciones, que eleva mi espíritu y lo enciende, proyectándome hacía senderos infinitos y caminos errantes; porque realmente no sabemos que energía misteriosa nos guía ni donde nos lleva.
Quisiera permanecer con las estrellas, pero éllas también desaparecen, así que tengo que seguir narrando, fotografiando combates, batallas y desafiando la muerte en cada reportaje
Ariasu, Corresponsal de Guerra”.
Por; JUANBAUTISTA LOPEZ GARCIA
El Mago de las Letras. 2009-02-18
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