A mis Fans y Lectores:
Me gustó la crítica que me hicieron, eso quiere decir que les importo y me quieren, yo también les quiero.
El Artículo que inserto a continuación es el principio de uno de mis libros que publicaré.
MICHELANGELO BUONARROTI, en
Ficción Histórica.
Estaba parado estático contemplando el bloque de mármol, lo veía de arriba abajo y con extremo cuidado buscaba grietas muy pequeñas, hilos o ranuras invisibles para el ojo de cualquier persona, pero no para la vista de un genio, un artista; miraba sus laterales y perfiles, quedando luego pensativo con la mirada perdida en el vacío, así permaneció largo tiempo hasta que se decidió a pegar sus manos prodigiosas sobre el enigmático bloque de mármol de las canteras de Carrara.
La superficie del mármol penetró su sistema nervioso y su mente se agudizó, pasaba las manos con una suavidad tal que parecía querer sacarle secretos a la fría piedra, pegó su oído al ras del bloque deseando quizás oír el canto de la providencia y tal vez escuchó clarines y trompetas de guerra, por que vino a su pensamiento esculpir
“DAVID SE ENFRENTA A GOLIAT”.
Cincel en mano miró la piedra como que fuera un ser vivo y comenzó la faena artística a tomar fuerza por los caminos de la gloria.
La mano mágica de Miguel Angel, parecía generar vida al martillo que caía con una contundencia divina y el artista se detenía a veces y hacia con el dedo dibujitos en el aire, que solo eran vistos por él; los artistas son así, por que los trazos que hacen en el vacío se plasman en sus mentes y solo éllos pueden leerlos.
Michelangelo Buonarroti, estaba haciendo una escultura para las edades venideras, él se sentía vivir en el presente y lógicamente ese era su tiempo y él estaba en ese entorno, su arte era para sus contemporáneos aparentemente, por que estaba avizorando el lejano e infinito futuro, él quiso remontar la difícil colina de la eternidad y lo logró.
Mientras estuvo cincelando repetidas veces, frenó su brazo y se quedó pensando, quería darle a esa escultura un toque de grandeza y aparte de eso tenía mucha competencia, en ese tiempo había cualquier cantidad de buenos artistas, pintores, escultores, etc., debía esforzarce y hacer una gran obra, pensó en el poder del imperio romano, con sus legiones y sus conquistas, con todo el esplendor de su gloria, su fuerza opulenta y omnímoda, sus excelsas obras arquitectónicas, que ya no eran solo de Roma, sino de toda la humanidad.
Para el genial escultor ese trozo de mármol, estaba adaptado a su genialidad, meditó y se transportó hurgando en el tiempo y el espacio, elucubrando los sentimientos más sublimes, donde yace el arte, el amor y el camino misterioso que conduce a la perfección; tomó con sus manos los hilos vibratorios de la fortuna y como marionetas mágicas las manejó a su antojo, instalando cada cuerda en el sitio donde debía caer el cincel y la forma de la obra que tenía cifrada en la mente se iba plasmando lentamente en la piedra.
Por. Juanbautista López García
El Mago de las Letras.-