lunes, 30 de marzo de 2009

MENSAJE OPORTUNO


A mis Fans y Lectores:


Me gustó la crítica que me hicieron, eso quiere decir que les importo y me quieren, yo también les quiero.


El Artículo que inserto a continuación es el principio de uno de mis libros que publicaré.

 


MICHELANGELO BUONARROTI, en la Piazza della Signoría.

Ficción Histórica.

 

Estaba parado estático contemplando el bloque de mármol, lo veía de arriba abajo y con extremo cuidado buscaba grietas muy pequeñas, hilos o ranuras invisibles para el ojo de cualquier persona, pero no para la vista de un genio, un artista; miraba sus laterales y perfiles, quedando luego pensativo con la mirada perdida en el vacío, así permaneció largo tiempo hasta que se decidió a pegar sus manos prodigiosas sobre el enigmático bloque de mármol de las canteras de Carrara.

La superficie del mármol penetró su sistema nervioso y su mente se agudizó, pasaba las manos con una suavidad tal que parecía querer sacarle secretos a la fría piedra, pegó su oído al ras del bloque deseando quizás oír el canto de la providencia y tal vez escuchó clarines y trompetas de guerra, por que vino a su pensamiento esculpir la Obra que lo llevaría sin detenerse a la más alta cumbre de la celebridad, llamada:

“DAVID SE ENFRENTA A GOLIAT”.

Cincel en mano miró la piedra como que fuera un ser vivo y comenzó la faena artística a tomar fuerza por los caminos de la gloria.

La mano mágica de Miguel Angel, parecía generar vida al martillo que caía con una contundencia divina y el artista se detenía a veces y hacia con el dedo dibujitos en el aire, que solo eran vistos por él; los artistas son así, por que los trazos que hacen en el vacío se plasman en sus mentes y solo éllos pueden leerlos.

Michelangelo Buonarroti, estaba haciendo una escultura para las edades venideras, él se sentía vivir en el presente y lógicamente ese era su tiempo y él estaba en ese entorno, su arte era para sus contemporáneos aparentemente, por que estaba avizorando el lejano e infinito futuro, él quiso remontar la difícil colina de la eternidad y lo logró.

Mientras estuvo cincelando repetidas veces, frenó su brazo y se quedó pensando, quería darle a esa escultura un toque de grandeza y aparte de eso tenía mucha competencia, en ese tiempo había cualquier cantidad de buenos artistas, pintores, escultores, etc., debía esforzarce y hacer una gran obra, pensó en el poder del imperio romano, con sus legiones y sus conquistas, con todo el esplendor de su gloria, su fuerza opulenta y omnímoda, sus excelsas obras arquitectónicas, que ya no eran solo de Roma, sino de toda la humanidad.

Para el genial escultor ese trozo de mármol, estaba adaptado a su genialidad, meditó y se transportó hurgando en  el tiempo y el espacio, elucubrando los sentimientos más sublimes, donde yace el arte, el amor y el camino misterioso que conduce a la perfección; tomó con sus manos los hilos vibratorios de la fortuna y como marionetas mágicas las manejó a su antojo, instalando cada cuerda en el sitio donde debía caer el cincel y la forma de la obra que tenía cifrada en la mente se iba plasmando lentamente en la piedra.



                     Por. Juanbautista López García

                     El Mago de las Letras.-