miércoles, 8 de julio de 2009

LA ANTORCHA DEL PODER

Ficción Histórica.

La luz de la luna penetraba el follaje de los frondosos jardines y alumbraba la superficie del pulido piso de los amplios corredores donde se desplazaba con pasos largos e inseguros una mujer hermosa y mística, su silueta se reflejaba convertida en sombra en la penumbra y ella misma parecía ser una alucinación en la naturaleza de las cosas y los contrastes extraños.

Su pelo entre castaño y rubio se despeinaba con la brisa y las mechas alborotadas hacían cabriolas, dándole a su rostro el perfil aparente de una Diosa, sus delicados pies calzaban zapatillas de piel de antílope curada entrelazadas con hilos y cintas de oro, todo en ella era grandioso y la belleza suprema adornaba toda su imponente personalidad.

Las clepcidras adornaban los laterales de los inmensos pasillos del majestuoso y excelso Palacio de Alejandría.

En su paso la reina de Egipto solía escuchar el sonido de las persistentes gotas que se desprendían de los relojes de agua hechos de piedra.

Ella caminaba en la soledad de la noche, su rostro denotaba ansiedad y preocupación, esta vez sus dos fieles esclavas no la estaban acompañando en este momento aciago, solo quería estar en el silencio misterioso de los designios en los cuales era ella fervorosa creyente.

La reina Cleopatra sabía por intuición y por elevados estudios místicos que había practicado desde niña, que el fin de su reinado y hasta de su vida estaba cerca; no sabía que iba a pasar, pero tenía un presagio sobrenatural que acontecimientos extraños se desatarían en su contra..

La reina Cleopatra era una mujer inteligente y preparada, hablaba varios idiomas aparte del suyo que era el griego, tenía pasión por la filosofía y otras ciencias.

Alejandría era una ciudad griega, fundada por Alejandro Magno, los soberanos de otros reinos le rendían honores y pleitesías, le enviaban costosos regalos, era una reina con perfil de Diosa, pero esa noche se sentía en los brazos de la fatalidad, no pudo dormir y se levantó a caminar, no tenía sosiego en su corazón, la magia de un poderoso suspenso creó en la reina de Egipto un sentimiento hipnótico de ansiedades y sucesos extraños que la abrumaban, por que ella sabía que cuando se cruzan dos realidades en un choque contundente, sobrevive solo una y no era la suya la que sobreviviría; un mensajero trajo la noticia de que su querido Marco Antonio, se había suicidado y ahora su destino y su propia existencia estaban en manos de Octavio Emperador absoluto de Roma.

Esa noche la luna lucía hermosa y las altas columnas del Palacio reflejaban ese magnífico esplendor que subyace en la belleza escondida, Cleopatra meditaba, estaba consciente de su grandeza omnímoda, pero también sabía que aun en la gloria y siendo muy poderoso un gobernante como en realidad lo era, puede desplomarse y desvanecerse su poder y caer en la desolación y la muerte, en ese preciso instante supo la bella reina de Egipto, que todo poder es una antorcha que puede apagarse en cualquier momento si sopla una brisa inesperada.

Por: Juanbautista López García.

El Mago de las Letras.- 06-07-09